Expressions

miércoles, marzo 21, 2007

Desde nuestro interior




La meditación y el Amor, son dos hojas que, bajo un mismo sol y de un mismo árbol que hunde profundamente sus raíces en el Alma, se nutren también de una misma savia.




El Amor, en la expresión más pura, en su sentido más profundo, es más que un sentimiento: Es un ESTADO alojado en nuestro interior.

Existe una evidente confusión en el uso de la palabra Amor y al significado que se le atribuye, pues, generalmente es usada para definir un sentimiento de querencia, de apego y lo cierto es que, no es, ni mucho menos lo mismo el amor como sentimiento que como estado. Es decir, sentir amor, que ESTAR en ese amor. Es más, el estado de Amor es el retorno al estado de inocencia espiritual...

El retorno al Paraíso. Existe este Paraíso en el interior, en la esencia misma de todos y cada uno de nosotros. Es aquello que, más allá del tiempo, seamos o no conscientes de ello siempre fue, es y será. No es que sea eterno, pues la eternidad sigue siendo tiempo; tiempo sin límite, pero tiempo al fin y al cabo.

El Amor, esencia de todas las cosas, es atemporal. Y es que por siempre se ha dicho, tal vez sin alcanzar a comprender la auténtica dimensión de estas palabras, que: "Dios ES Amor".

Limitando, reduciendo al amor a la dimensión de los sentimientos, es siempre en función o relación a algo o alguien; a lo amado y, sin ello, este "amor" carece de sentido, se extingue. Debe ser proyectado, depositado, apoyándose en algo y de ahí que cree apegos, dependencias afectivas, que poseamos o seamos objeto de posesión. De ahí también, que digamos y sintamos que esta persona sea "MI" marido, "MI" mujer, "MI" hijo o bien, "MI" perro, "MI" casa, "MI", “Mi” y todo “Mi”...etc. Es ese "MI" el que, más que acercar, aleja a las personas al reducirlas a la dimensión de objetos..."MIS" que también hago extensivos a región, país, lengua, religión, hasta al equipo de "mis amores" Y, por supuesto y como consecuencia inmediata, todo lo que a ellos les suceda me afecta y lo hace en la medida en que los sienta míos; que en ellos yo me proyecte, me identifique, y, tal y como expresa este término los asuma como parte y expresión de mi identidad. Es decir, que proyectándome en ellos más que "MÍOS" realmente es que yo soy "SUYO".

Surgirá de inmediato el posesivo temor a perderlos, pues, es como perder una parte de mí, ya que yo me he proyectado en ellos. Ello me hace vulnerable en tantos frentes como "MIS". Y es que, en la búsqueda del amor de los demás e incluso de afirmación de mi "YO" en los demás, lo que estoy haciendo es evidenciar y tratar de llenar ese vacío interno de amor a mí mismo. Con ello lo que también se evidencia es que, a fin de cuentas, realmente no te amo a ti, sino que te uso a ti para amarme en ti y a través de ti, tú haces la función de espejo en el que proyecto y contemplo aquella imagen de mi que desearía ser. Y, lo mismo y en diferente medida también en y con los demás. Por eso también sucumbimos tan fácilmente ante la adulación. De ahí surge la posesión, el temor a perderte, los celos, los apegos, etc., etc... Porque al usarte a ti para llenar mi vacío de amor e incluso de comunicación conmigo mismo, no te puedo perder. No puedo renunciar a ti a ningún precio. También y precisamente por eso necesito imperiosamente sentirte MÍA, sino, siento que estoy perdiendo una parte de mí. Nuestra relación será entonces de absoluta dependencia y se dará aquella familiar sensación de que: "Sin ti yo no soy nada" "Mi vida sin ti no tiene sentido" "Eres MI vida" "Sin ti no podría vivir" "No puedo imaginar mi vida sin ti" y así una infinidad de etcéteras...

Solo elevando el Amor a su octava más alta, el Amor como ESTADO podemos librarnos de los apegos. No es una utopía, pues, el estado de amor es el estado natural del hombre. Es cuando este no asume su auténtica naturaleza, y alejándose de ella deja de ser natural, que se distancia de su estado natural de amor relegándolo a la condición de utopía, cuando reduce en él al amor a solo una sensación, un sentimiento, con todo su lastre de apegos, dependencias, etc... Más, cuando el Amor es un estado interior, cuando uno recupera la capacidad de autoestima, de amarse a si mismo profundamente mediante la auto reconciliación, la auto aceptación que le proporcionan un estado interior de absoluta armonía, todo es vivido desde este estado. Ya no solo sientes Amor. Si no que estando en armonía, en paz, EN AMOR, todo es vivido, no solo con Amor, sino también desde el Amor. Y todos tus actos están impregnados, embebidos de Amor. Más que amar esto o aquello, este o aquél, amas el hecho mismo de amar porque lo vives con y desde el Amor. Ciertamente, no importa lo que uno haga sino, desde donde en uno surge la acción. Ya fue dicho: "AMA... ¡Y HAZ LO QUE QUIERAS!". Es más que obvio que, si no te amas a ti mismo hasta la mismísima médula, no podrás dar a los demás aquello de lo tú aún eres deficitario y seguirás buscando en los demás llenar este vacío que aún resta en ti y en consecuencia, dependiendo en la misma medida. Para realmente AMAR a los demás debes antes amarte a ti mismo, ya que, es absolutamente cierto que, podremos amar al prójimo solo COMO nos amemos a nosotros mismos. Solo podemos dar aquello que realmente poseemos. Solo cuando en este aspecto no dependas de nadie, podrás entregarte a los demás incluso más que nunca y sin ninguna reserva pues, los afectos que pongas en ellos no te "afectarán", ya que, ahora no necesitas de ellos para compensar ningún vacío. Y porque nada esperarás pues, nada necesitas, podrás aceptar que sin nada a cambio todo te sea pedido así como que también sin nada a cambio todo se te dé. Podrás amar más intensa y profundamente que nunca porque el Amor en ti será tu estado natural. El "TE" amo, "LE”"amo, "OS" amo, "LES" amo, son formas de conjugar el verbo amar que carecen de sentido y autenticidad si no van precedidas de la primera persona del presente del "indicativo": "ME" amo.

Cuando alcanzas a amarte profundamente, el Amor es en ti un estado. Un estado de consciencia. Un estado que te sintoniza armónicamente con El Universo mismo. Pero para alcanzar este estado es preciso recuperar la capacidad de diálogo y comunicación internos a los niveles más profundos, recuperar tu capacidad de goce mediante tu dormida sensualidad que permite que la mente y el cuerpo se reunifiquen en una relación intensa y dinámicamente creadora, pues, solo se alcanza a amar aquello que se conoce y por extensión, se comprende y acepta. A esta capacidad de comunicación y diálogo interno algunos lo llaman "meditación" pues, es un diálogo intenso y profundo en silencio y en el silencio.

Solo en el silencio de la voz de la mente, la voz del silencio puede ser percibida por el fino oído del Alma...

Pero, una mente silenciosa no es una mente dormida, sino muy despierta y atenta para percibir los sutiles mensajes que desde aquello que de más puro y genuino aún resta en nosotros, aquello que realmente somos, trata de hacerse patente por debajo de la pesada losa de convencionalismos y valores a los que nos hemos sometido. Y se hará al fin realidad en ti la maravilla de amar pensando y pensar amando.