Expressions

martes, marzo 06, 2007

Cuando aparece el fracaso...


El fracaso es quizás lo que nos derrumba. Sentimos que se nos oscurece la vida y se nos pierde el camino. Cuando nos ataca el dolor olvidamos toda la dicha vivida y nos parece que ya nunca podremos sonreír…

No hay dudas que la traición de los que creíamos más fieles hace desilusionarnos de la amistad y caer en la duda y en la zozobra. La calumnia nos hace sentir como niños frágiles e indefensos que cierran los ojos ante la amenaza y se encogen hasta la estatura del polvo...

Es algo así como en las noches de insomnio en que parece que nunca llegará la madrugada y lo sabemos por experiencia al paso de nuestra historia. Y es aquí justo cuando necesitamos regar con nuestras lágrimas la esperanza que en nuestro jardín ha de ser siempre la última flor que se marchita…

Porque en nuestra realidad sabemos que no hay noche tan larga capaz de detener un nuevo día. Ni existe “mal que dure cien años”. De tal manera es bueno pensar cuando llueve, que esa tristeza fecundará la tierra para la primavera.

Recordar que una salud radiante importa más que el tajo doloroso de un bisturí. Que cuando alguien nos insulta cobardemente y nos apedrea el huerto frutal, corremos el riesgo de olvidar que ese árbol volverá a florecer y a dar su fruto sin cansarse de ofrecernos su cosecha...

A media noche seguramente sentimos la pena y la derrota, cuando atardece la desilusión, cuando se nos muere la risa como el sol desaparece en ese aparecer de luna. Cuando se nos apaga la llama que hemos cuidado tanto para alumbrarnos en la tiniebla inevitable, pero igualmente es consolador al recordar minuto a minuto con esa seguridad que nos guardamos en nuestra razón que… Siempre hay un mañana.