No te detengas... No retrocedas, que aun hay mucho por hacer todavía
Abrir el corazón es entrar indudablemente en un camino de luz, de paz, de satisfacción y de alegría.
Abrir el corazón es tener la capacidad de reconocer lo valioso que son las demás personas, es un acto de nobleza, generosidad, desinterés, humildad y solidaridad.
Cuando abrimos el corazón dejamos de lado las máscaras que a diario usamos para evitar ser heridos o para herir y más bien convertirnos íntimamente en personas sinceras, honestas y darnos a nosotros mismos para que nos acerquemos mutuamente a los otros.
Cuando abrimos el corazón somos capaces de amar la vida y reconocer su magnificencia, somos capaces de valorar su belleza, de disfrutar de un hermoso paisaje o un lindo atardecer, nos da la posibilidad de conocer y apreciar los inmensos valores de los demás.
Abramos nuestros corazones y dejemos caer en los surcos de la vida esas nobles semillas que se encuentran escondidas dentro de cada uno de ellos, que son nuestros corazones, para que germinen en actos de amor que permitan dar de beber el néctar de la paz, la alegría, la confianza, el consuelo y la esperanza a esta sedienta humanidad que tanto necesita de la concordia y la tolerancia… dejemos escrita nuestras paginas de vida y hagamos nuestra propia historia porque el paso por la vida no puede ser gratuita, ni mucho menos pasa desapercibida... porque sencillamente debemos dar mejores pasos llenos de vida y a través de nuestra vida.