Expressions

martes, febrero 20, 2007

La realidad de una buena amistad...





Existen personas en nuestras vidas que nos hacen felices por la simple casualidad de haberse cruzado en nuestro camino.

Algunas recorren el camino a nuestro lado, viendo muchas lunas pasar, mientras otras apenas los vemos entre un paso y otro.

A todos los llamamos amigos y hay muchas clases de ellos.


Tal vez es como ver que cada hoja de un árbol caracteriza uno de nuestros amigos.


Nuestros primeros amigos que nacen con nuestra vida, ellos son nuestros Padres, que nos muestran lo que es la vida.


Después vienen nuestros amigos que crecen a nuestro lado… ellos son nuestros hermanos, con quienes dividimos nuestro espacio para que puedan florecer como nosotros.


Pasamos luego a conocer a toda la familia de hojas a quienes respetamos y les deseamos el bien.


Mas el destino nos presenta a otros amigos, los cuales no sabíamos que irían a cruzarse en nuestro camino.


A muchos de ellos los denominamos amigos del alma y de corazón.


Son sinceros, son verdaderos.


Y sin duda ellos saben cuando no estamos bien, saben lo que nos hace felices.


Y a veces uno de esos amigos del alma estalla en nuestro corazón, para convertirse en un amigo enamorado… Ese amigo que le da brillo a nuestros ojos, música a nuestros labios, alegría a nuestro ser.


Igual también hay de aquellos amigos por un tiempo, tal vez unas vacaciones o unos días o unas horas o por un momento.


Ellos acostumbran a colocar muchas sonrisas en nuestro rostro, durante el tiempo que estamos cerca.

Hablando de cerca, no podemos olvidar a esos amigos distantes, aquellos que están en la punta de las ramas y que cuando el viento sopla siempre aparecen entre una hoja y otra.

El tiempo pasa, el verano se va, el otoño se aproxima y perdemos algunas de nuestras hojas, algunas nacen en otro verano y otras permanecen por muchas estaciones.


Pero lo que nos deja sentir felicidad, es que las hojas que cayeron continuaran cerca, alimentando nuestra raíz con alegría.


Son recuerdos de momentos maravillosos de cuando se cruzaron en nuestro camino.


Les deseo a todos estos amigos que están cerca, a esos amigos que pasan y a aquellos que pasaran, mis mejores deseos de paz, amor, salud, suerte y prosperidad.


Simplemente porque cada persona que pasa en nuestra vida es única.

Siempre deja un poco de sí y se lleva un poco de nosotros.


Habrá los que se llevarán mucho, pero no habrán nunca de los que no nos dejarán nada.

Esta es la mayor responsabilidad de nuestra vida y la prueba evidente de que dos almas no se encuentran por casualidad.